Basquet| Liga Nacional

Todavia queda una chance

Libertad da los pasos vitales para la recuperación y su sueño de dar vuelta la serie ante Peñarol. Anoche en un partido donde abundaron los roces, el juego físico y los nervios los de Sunchales se impusieron 78-74. El partido fue cerrado por obra y gracia de los errores. Aparecieron Batista y Moldú. Gran partido de Sepo Ginóbili y el pibe Campazzo.


Un partido de alto contenido emocional, donde Libertad salió a mostrar el carácter que le faltó en el juego uno, que ofreció en el dos (pero con derrota) y ahora con las exigencias del caso tenía que relucir para seguir con vida.

Como en el básquetbol jamás se gana solo por ser guapo, corajudo, tener mucha personalidad y todos esos valores intangibles sino que además hay que meter el balón en el aro ajeno, Libertad anoche disfrutó de Esteban Batista como el jugador que contrató (22 pts y 11 reb) y el regreso de Pablo Moldú al gol (21 puntos, 8/12 de campo) siendo clave en el momento definitorio del juego con su máxima anotación personal en la temporada.

La aparición extraordinaria de Moldú (tiene 6.9 pts en la esta liga) suplió en parte la opaca actuación de Danilo Pinnock (5 pts en 19 minutos), borrado literalmente de la cancha por su propio técnico en el segundo tiempo. También Sebastián Ginóbili dio una mano vital con 16 puntos para que el juego de Libertad tenga tres claros ítems donde apoyar su victoria: temperamento ganador, juego interior con Batista y perimetral con Moldú y Ginóbili.

No fue tanpoco el mejor juego de los actuales campeones de liga pero en el marco de un partido de muchas pérdidas (19 de Peñarol y 13 de Libertad) haber tenido un argumento sólido por línea acaso haya sido la diferencia definitiva.

Por estas horas los jugadores y cuerpo técnico de Peñarol tienen buenas y malas noticias. Las malas son que es la segunda vez que su ofensiva no supera los 75 puntos y que cada vez le cuesta más tomar un tiro claro, y las buenas son que jugando un partido malo, por debajo de su nivel, con escaso aporte su juego interior, logró llegar a un final cerrado, donde la intervención de los árbitros terminó sepultando las últimas intenciones de una mala función.

Libertad terminó sufriendo mas de la cuenta, es verdad, es de notar que muchas veces el tablero no se condice con el tanteador. Anoche el equipo de Lamas fue más que los cuatro puntos de diferencia que muestra el tablero. Acaso lo mejor sea saberlo y no que se note. Libertad desde el juego dos puso la serie en lugares más convenientes para llevarla, le bajó el goleo primero a Peñarol y ahora le ganó.

El recuento cronológico del partido dice que el primer cuarto fue parejo porque Román González dio lo mejor de su actuación con nueve puntos ¿se apagó o lo apagaron?. Ambas. Peñarol se olvidó que tiene el pivote más determinante de la liga y Libertad jugó para rodearlo, contenerlo y poner las responsabilidades ofensivas en manos de otros jugadores. En la serie ante Boca el banco de suplentes dio una mano extraordinaria, e incluso anoche Muruaga, Diez y Campazzo fueron determinantes, pero la premisa de los locales de sacarlo a Román del partido valió un triunfo. Libertad, en tanto, repartió el goleo en Batista, Sepo y Moldu con 6 pts cada uno.

Para el segundo cuarto el partido cayó en lo que sería un común denominador en el resto del partido: algo más parecido a la lucha greco romana que al básquetbol. Dos foules por ataque, o tres y en tres sectores diferentes de la cancha. Los árbitros pitaron un promedio de faltas (exactas 22 de cada lado) para dejar a todos contentos, pero no se sancionaron ni el 30% del total. Mucho en juego, si, pero mucho nervios también.

Para el segundo tiempo, Lamas hizo desaparecer a Pinnock que jugaba a otra cosa. Para jugar baloncesto centroamericano (correr y tirar, defender poco) hay que meterla en ataque. Como Pinnock no la metía y desde ya no defendía, Lamas apostó por los erráticos Saglietti y Oroná pero que en defensa seguían el guíon de catch del partido.

Con defensa Libertad sacó 12 (54-42) pero era tan pobre todo que con algo de Muruaga y Campazzo la distancia al final del tercer parcial apenas tenia 5 puntos de luz (54-49).

Justamente el pibe Facundo Campazzo se robó de nuevo la base de Peñarol, Sergio Hernández confió en su audacia para suplir a un errático Piccarelli y a Tato Rodríguez cargado de faltas. Y ya se sabe: cuando un equipo apela a su tercer base (y juvenil) es que el desarrollo del juego lo tiene el rival.

Sebastián Ginóbili tejió los hilos definitivos de la victoria. En el último cuarto un par de bombas de dos y tres puntos de Moldú más la certeza desde la línea de libres del equipo (16/16) le dieron la solidez necesaria para que Peñarol no recupere terreno. David Jackson se puso la capa y salió disfrazado de super heroe pero esta vez no tuvo suerte: su doble en bandeja suspendido en el aire contra la marca boqueó el aro y salió (después de un doble inverosímil de Saglietti) mientras que a falta de 36 segundo Saglietti le comete falta en ataque y los árbitros la vieron al revés. El destino estaba sellado, gana de nuevo el que mejor juega y Libertad se llevó la victoria por más diferencia en el desarrollo que en el tanteador.

Buena noticia para ambos. Depende de donde se lo mire.

Síntesis

Libertad (78): Sebastián Ginóbili 16, Pablo Moldú 21, Danilo Pinnock 5, Alejandro Zilli 4 y Esteban Batista 22 (FI) Martín Muller 4, Marcos Saglietti 6, Andrés Landoni 0, Gustavo Oroná 0. DT Julio Lamas.

Peñarol (74): Sebastián Rodríguez 5, David Jackson 21, Fernando Malara 4, Byron Johnson 4 y Román González 12 (FI) Lucas Picarelli 0, Facundo Campazzo 7, Alejandro Diez 9, Alejandro Reinick 1, José Muruaga 9, Sebastián Vega 2. DT: Sergio Hernández.

Parciales: 22-20, 41-33 y 54-49
Árbitros: Fernando Sampietro, Alejandro Ramallo y Mario Aluz.
Estadio: Hogar de los Tigres de Sunchales

Foto: Marcelo Demián Schleider - Infoliga.com.ar

Desde Sunchales Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar

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